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- Ancianas japonesas que quieren ir a la cárcel
Una de cada cinco mujeres en las cárceles japonesas es una persona de la tercera edad. La razón de esto no se debe a una ola de delincuencia inusual, sino a algo socialmente preocupante para Japón. Nueve de cada diez ancianas roban en las tiendas, pero una encuesta del gobierno de Tokio descubrió que cometían delitos menores porque vivían solas o no tenían familia o parientes a quien recurrir.
El número de ancianos que viven solos en Japón se ha multiplicado por seis en los últimos años. En total, este sector de la población se sitúa en casi 6 millones. Tradicionalmente, las familias se encargaban de cuidar a sus personas mayores, pero la falta de recursos hace más difícil hacerlo.
Las mujeres mayores se consideran más vulnerables desde el punto de vista económico, y casi la mitad de la población femenina mayor de 65 años vive en la pobreza. Este es uno de los motivos por los que especialmente las mujeres han recurrido a una vida delictiva con la esperanza de que la prisión les proporcione un refugio y un hogar.
El gobierno de Japón aprobó una ley en 2016 que garantizaba que un exconvicto recibiera ayuda de los sistemas de bienestar social. Sin embargo, las agencias gubernamentales han anunciado que deben establecer un programa de rehabilitación para ayudar a las mujeres que se encuentran en esta desafortunada situación.
Un informe publicado en Bloomerg desvela los testimonios de algunas reclusas, encarceladas por primera vez en su vejez. "Mi vida es mucho más fácil en prisión", asegura una de ellas. Sin embargo, esta tendencia ha generado problemas adicionales en los centros penitenciarios, como el aumento en un 80% del coste médico o la escasez de personal debido que más de un tercio de las funcionarias renunciaron a sus puestos de trabajo.
Fuente: Cuatro.com